Los delitos de odio en España aumentan un 45% en seis años
- Con Idenidad
- 9 ago 2022
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Actualizado: 4 oct 2022
En el año 2019 hubo 971 agresiones homófobas según datos de la FELGBT

Unos ojos con lágrimas del color de la bandera LGBTI. Fuente: Unsplash.com
El periodo entre 2013 y 2019 en España ha estado marcado por el aumento de delitos de odio que, según el Portal Estadístico de Criminalidad del Ministerio de Interior, han aumentado un 45 %. Estos datos también se recogen en el informe anual de 2019 de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB), en el que se expone que «la orientación sexual y la identidad de género vuelven a aparecer como el tercer motivo de delitos de odio en nuestro país, con 259 denuncias recogidas, lo cual supone un 16% de todos los delitos de odio analizados». El discurso de odio, cada vez más presente en nuestra sociedad, se muestra a través de la cultura, los medios de comunicación y las instituciones, que utilizando su gran visibilidad hacen uso de una herramienta poderosa a la vez que peligrosa.
En 2021, Samuel Luiz, un joven coruñés de 24 años, fue asesinado al grito de «maricón» mientras estaba de fiesta con sus amigos. Samuel fue acosado verbal y físicamente por un grupo de homófobos antes de morir. Este caso fue uno de los más mediatizados y politizados en nuestro país, y su repercusión hizo ver la actual situación de vulnerabilidad del colectivo LGTBI. Loa ataques homófobos y transfobos suceden todos los días y al igual que Samuel, otras personas sufren este tipo de discriminación. Es el caso de Valeria Muñoz, una joven transexual de València que, en 2020, fue agredida por un grupo de casi veinte personas. «Mi mejor amiga y yo estábamos de fiesta en la Avenida Blasco Ibáñez, y nos acercamos a un grupo a pedir un vaso. Cuando se dieron cuenta de que era trans me empezaron a pegar, y cuando se dieron cuenta de que también lo era mi amiga empezaron con ella», relata Muñoz. «Quién no nos pegaba, nos robaba, y si no, nos insultaba: “maricones”, “sois hombres”, “tenéis polla”».
Entrevista a Valeria Muñoz. Fuente: Elaboración propia
La joven explica que el proceso de después de la agresión no fue fácil y que ella y su amiga tuvieron que ir al hospital. «En ese momento de ansiedad, pensé que podríamos haber muerto por ser trans, por ser lo que somos», cuenta. Tras lo ocurrido, la joven hizo una publicación en Instagram explicando su caso, y este terminó viralizándose. El primer paso después de salir del hospital fue denunciar a la policía, y el segundo recibir ayuda psicológica. En el caso de Muñoz, la asociación LGTBI Lambda contactó con ella para ofrecerle un acompañamiento psicológico y legal. Las asociaciones de ayuda y apoyo al colectivo son una herramienta fundamental para el desarrollo de los derechos de las personas LGTBI que, año tras año, sufren de diferentes formas la discriminación por parte de la sociedad.
Castellón LGTBI es una asociación sin ánimo de lucro cuya función es la de acompañar a las personas del colectivo que necesiten ayuda en cualquier situación. Jordi Pilar, secretario de organización de la asociación, afirma que Castellón es una de las ciudades «más sexiliadas» de España. El término sexiliación hace referencia al éxodo de las personas del colectivo LGTBI hacia otras ciudades consideradas más respetuosas y también menos peligrosas. Pilar considera que el papel de entidades de este tipo son necesarias en el desarrollo de la sociedad y por ello desde Castellón LGTBI se fomentan, a través de distintas vías, comportamientos y actuaciones de respeto y responsabilidad hacia las personas LGTBI. «La tasa de paro en personas trans es del 80 %, y los delitos de odio aumentan cada vez más, esto se debe a la falta de políticas», expone el secretario. Según Pilar, una de las partes más importantes de actuación recae en las empresas y por ello a través de esta asociación se llevan a cabo planes de igualdad que fomentan el respeto entre compañeros y trabajadores.
Nadine Sorio, técnica de programas en la asociación Lambda, habla de la importancia de denunciar este tipo de agresiones: «No digo que se interponga una denuncia en la policía obligatoriamente, pero es necesario que se hable de ello, se visibilice, se denuncie socialmente… para que la víctima sepa qué mecanismos tiene». Sorio explica que el aumento de LGTBI-fobia en los últimos meses ha sido «muy notable». «Hemos notado esto por las atenciones que hacemos. Recibimos muchas llamadas de personas que sufren estas agresiones, de familiares y amistades de su entorno que se preocupan por esta situación, etc. —manifiesta la técnica— Además, desde Orienta, el servicio de atención integral a personas LGTBI de la Generalitat Valenciana gestionado por Lambda, hemos visto un incremento de las atenciones».
Entrevista a Nadine Sorio. Fuente: Elaboración propia
Sorio señala que los mensajes de odio hacia el colectivo LGTBI cada día están más presentes y más normalizados en la sociedad. «Con estos anuncios el odio se lanza a todo el colectivo, y el miedo está generalizado. No quiero generar una alarma social, pero sí que es cierto que todas las personas que pertenecemos a un colectivo violentado, sentimos miedo», expresa. La experta hace hincapié en cómo estas situaciones pueden darse en cualquier contexto, tanto aislado como diario. Muñoz trabaja en una discoteca, y asegura «hay más transfobia». «Muchas veces me preguntan “¿Eres trans?”—expone la víctima—Pues a nadie le importa, estoy trabajando». Según ella, la agresión ha supuesto un antes y un después. «A día de hoy tengo más miedo. Si siento que alguien me sigue por la calle, o si alguien me mira fijamente durante un rato, siento miedo. Antes veía estas agresiones y pensaba que no me podía pasar a mí, y ahora pienso que me pueden matar. Por quién soy», concluye la joven.
Entre las actuaciones de entidades como Lambda y Castelló LGTBI, destaca el apoyo psicológico y la atención y el acompañamiento a las víctimas, y la falta de políticas que protejan el colectivo es una de las demandas existentes en este tipo de asociaciones. «No solo se deben reconocer nuestros derechos en la constitución, hay que actuar», denuncia el secretario de Castelló LGTBI. Pilar, además, añade que la falta de educación sexual en los colegios, así como la involucración de la sociedad con el colectivo, son dos de los factores más relevantes a la hora de reconocer a las personas LGTBI, y así lo afirma: «Ha de cambiar la educación sexual que no se enseña en los colegios, no podemos basarnos en la educación reproductiva». Pilar también denuncia la falta de políticas a nivel estatal. «Hace falta una ley estatal, sólo hay competencias a nivel autonómico», expone.
Como explica Sorio, Lambda ofrece diferentes prestaciones como la atención y ayuda a las víctimas de agresiones por LGTBI-fobia, la atención social y la orientación laboral y educativa, para intentar paliar la falta de recursos en nuestra sociedad. «Es muy importante que existan entidades que apoyen a las personas que sufren esta violencia para visibilizar la problemática que existe, sensibilicemos a la sociedad acerca de ello, y que las personas sepamos que podemos acompañarnos y cuidarnos», argumenta. La necesidad de progresar en este sentido, la falta de recursos y el aumento de víctimas del colectivo LGTBI son una realidad que debemos afrontar y con la que debemos avanzar, como reivindica Jordi Pilar: «Estamos avanzando, pero todavía queda mucho camino por hacer».
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